SEPTIEMBRE - 2010


[El ruido me provoca asma.]

No quiero gente feliz a mi alrededor. La gente feliz me produce arcadas.

Podría grabar una radionovela pornográfica con los grititos de la perra de mi vecina.

Cuando veo un pareja feliz, sonrío y les digo que me alegro mucho por ellos. Pero lo que realmente deseo con toda mi alma es que rompan y se vayan al carajo, que en él les espero yo con los brazos abiertos de sufrimiento.

La vida da muchas vueltas, sí, lo que no es más que un inconveniente añadido si sucede mientras te estás cayendo por un precipicio.

Los errores propios no se pueden lavar con los errores ajenos.

La roca de Sísifo en la cumbre de la montaña no es la misma que en su base.

La vieja sensación de conocer a una chica que te gusta y de saber con la certeza de una roca que otra vez no va a pasar nada entre nosotros.

El primer signo de que todo está perdido es sustituir el llanto por la furia.

Todas las noches te pido que me enseñes el coñito, pero tú nunca lo haces porque entonces siempre me despierto.

El amor es una violencia invertida.

El mundo está hecho para enanos, sí, y para sordos.

Me creo que te sigo queriendo porque conservo la memoria de la persona que fui cuando tenía cierto que te quería. Pero si es verdad que yo ya no soy la persona que era, ¿qué certeza tengo entonces de seguir queriéndote ahora?

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